lunes, noviembre 15, 2021

Jack Silva García - La mente del coleccionista

Coleccionar es un instinto humano básico y muy antiguo, propio de personas organizadas, cuidadosas y un poco obsesivas. Ya sea de estampillas o perfumes, de juguetes, de cuadros, de electrodomésticos, de autos o motos una colección puede convertirse en una pasión de por vida, con todo lo que ello implica.



“Esta es una locura”. Una locura que nos acompaña gran parte de nuestra vida. La especialidad (diseñador visual y arquitectura), han sido otro impulso “innato” y que proporciona muchísimas satisfacciones. “Quizás el agobio es el tema del espacio”, reflexión, y recuerdo cómo empecé a guardar primero las figuras y estampillas que llegaban a mi de niño, en un folder-porta figuras el cual hice yo mismo, ealmacenaje y exhibición se convirtió en un problema.

Ello no significa que no siga adquiriendo cosas que me atraen: “Porque una de las facetas de coleccionar y lo que me gusta es el proceso de búsqueda, encontrar ese objeto fuera de lo común, que tiene una historia que contar”. Así que las estanterías de mi nuevo espacio son mas amplias, trato de ser ordenado, me motiva la búsqueda, escoger a partir de criterios personales como las armonías de colores y, además, me gustaría mostrar lo que tengo.


“La búsqueda de una afición , distracción o un hobby, que acaba en una decisión de dedicarse al coleccionismo está sin duda muy ligada a aspectos de la personalidad”, orden y cuidado, se nos da también cierta posición obsesiva, que puede ser exacerbada sin caer en la patología y que está directamente relacionada con lo que se colecciona. Existe, además, una vinculación psicológica con el objeto coleccionado”, (ahora entiendo la colección de perfumes de mi amiga).
Mostrar a la gente que el arte (escultura) y el diseño de producto unidos (en un juguete por ejemplo) es arte, también se puede disfrutar en otro sentido que no solo sea el de la vista. La apreciación visual es uno de los principales objetivos de una colección  y, también, una de las satisfacciones que nuestros objetos de colección nos produce.

Puede ser asimismo el embrión de algunas vocaciones, como la de naturalista. Charles Darwin, por ejemplo, fue un ávido coleccionista y en parte gracias a su nutrida y colección de especies pudo acuñar su teoría de la evolución.

Otro célebre naturalista el inglés, David Attenborough, asegura que aprendió taxonomía, la base de las ciencias naturales, coleccionando fósiles de niño. “En la infancia se es coleccionista por naturaleza: coleccionar e identificar es un instinto básico, algo enraizado en todos nosotros”.


Se podría afirmar que “una colección nunca está completa, siempre hay algo que te llama la atención o que puede completar aquello que tienes”. ¿Tiene alguna explicación esta faceta infinita del coleccionismo?

En su ensayo El sistema de los objetos, Jean Baudrillard reflexionó sobre el carácter inacabable de las colecciones. Según él, esta falta de un objeto juega un papel esencial ya que, aunque a veces se viva como un sufrimiento, es una forma de seguir en un mundo en el que el coleccionista se siente bien. Para Baudrillard esta búsqueda constante sería, incluso, una manera de conjurar la muerte porque, escribió: “La presencia del objeto final significaría la muerte del sujeto”. Al completar su colección, el coleccionista dejaría de ser el hombre “vivo y apasionado” que es,  gracias a algo que es mucho más que una simple afición.

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